domingo, 26 de agosto de 2012

Canción de Gautama, Julio Cortázar.

“What is identity, and what is difference?
                                           NAGARJUNA

Cada pétalo de la flor
y cada copo de la nieve
giran la rueda de la muerte:
el uno cesa, nace el dos.

El tajo de la cimitarra
que corta el vuelo del cendal
separa en toda realidad
lo que perdura y lo que pasa,

como los ojos y las bocas
al distinguir ya están hilando
su reino de perfiles vanos,
sus parques de fingidas rosas.

Toda caricia es el espejo
que nos propone a tanta imagen,
toda pregunta es el pasaje
de la palabra a otro secreto.

Amor, al final melancolía
de parques y terrazas, música
que sólo crece en la renuncia
al beso del sutil flautista.

¿Por qué ceder a tanta réplica,
a tanta estatua de sí mismo,
si en el resumen del camino
lo que se pierde es lo que queda?

El hombre que medita al pie
de un árbol que será su signo
sabe que al paso del mendigo
contiene ya el paso del rey,

y que de tan claro despojo
donde se va anulando el mundo
nace el delirio de ser uno
en plena danza de ser otro.

Por eso, acaso, está la flor
negando al sol en su hermosura,
como en el carro de la luna
el albo auriga niega a Dios.

Por eso acaso la palabra
es el espejo del Espejo,
y el hombre, ese divino sueño,
sube cayendo hacia la nada.

viernes, 17 de agosto de 2012

Hongos, Sylvia Plath.

De noche, muy
blancos, discretos,
muy silenciosos

nuestros pies, nuestras
narices captan
la tierra, el aire.

Nadie nos ve,
para, traiciona;
los granos abren

paso, los puños
púas apartan
y hojas tupidas,

incluso alfombras.
Mallos, arrietes,
sordos y ciegos,

del todo mudos,
agrandan grietas,
sondean huecos.

De agua vivimos,
de migas de aire,
suaves pedimos:

o todo o nada.
¡Somos tantísimos!
¡Somos tantísimos!

Somos estantes,
mesas, muy dóciles
y comestibles,

entrometidos
involuntarios.
Somos fecundos:

mañana el mundo
será ya nuestro:
ya os avisamos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Edipo y el enigma, Jorge Luis Borges.

Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día
y con tres pies errando por el vano
ámbito de la tarde, así veía
la eterna esfinge a su inconstante hermano,


el hombre, y con la tarde un hombre vino
que descifró aterrado en el espejo
de la monstruosa imagen, el reflejo
de su declinación y su destino.

Somos Edipo y de un eterno modo
la larga y triple bestia somos, todo
lo que seremos y lo que hemos sido.

Nos aniquilaría ver la ingente
forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara sucesión y olvido.

domingo, 12 de agosto de 2012

Fronteras inútiles, Alejandra Pizarnik.

un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco


no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no

no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión.

sábado, 4 de agosto de 2012

Esa es tu pena..., Olga Orozco.

Esa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre, no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final, hasta la empuñadura.