Nosotros
rechazamos la ideología liberal porque ésta es incapaz
de proporcionar
un sentido, una vía para la reconciliación del
individuo con su
semejante en el seno de una comunidad que
pueda ser calificada de
humana,
Y, por otra parte, el fin que se propone incluso es del todo
distinto.
Nosotros rechazamos la ideología liberal en nombre de la
encíclica de
León XIII sobre la misión social del Evangelio y
con el mismo espíritu
con el que los antiguos profetas
invocaban la ruina y la maldición sobre
Jerusalén,
Y Jerusalén cayó, y no tardó menos de cuatro mil años en
volver a levantarse.
Es algo probado, e indiscutible, que todo proyecto humano se
ve
evaluado, cada vez más, en función de criterios puramente
económicos,
De criterios absolutamente numéricos,
Memorizables en archivos informáticos.
Esto no es aceptable y nosotros debemos luchar para que se ponga
a la
economía bajo tutela y para que ésta se someta a ciertos
criterios que
me atrevería a llamar éticos,
Y es que cuando se despide a tres mil personas y oigo chalanear
sobre el
coste social de la operación me entran unas ganas locas
de estrangular a
media docena de consejeros auditores,
Lo que constituiría una excelente operación,
Una depuración absolutamente benéfica,
Una operación prácticamente higiénica.
Confíen en la iniciativa individual, eso es lo que ellos repiten
por
todas partes, lo que por todas partes van repitiendo como
esos viejos
despertadores cuyo uniforme tictac bastaba
generalmente para sumirnos en
un insomnio fatigante y
definitivo,
A eso, yo sólo puedo responder una cosa, que surge de una
experiencia a la vez desconsoladora y repetitiva,
Y ésta es que el individuo, me refiero al individuo humano, es
muy por lo general un animalejo a la vez cruel y miserable,
Y que sería completamente inútil confiar en él a menos que se
viese
rechazado, encerrado y mantenido dentro de los
principios rigurosos de
una moral inexpugnable,
Cosa que no sucede.
En una ideología liberal, se entiende.
lunes, 29 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
Versión (de Sentimiento de Sí), Rodolfo Fogwill.
Voz que creada de sí, gritando a nada
vuelves a aparecer intercalada
aquí en mi voz grabando tu cadencia:
eco que canta donde me silencia.
Eco que me silencia y me revela.
Eco que es yo, que fuí y que me desvela
habitándome aún con oraciones
que forman mi razón: sus omisiones.
Misión de oír y de escuchar latidos
de tantos muertos que en la voz habitan
(Se repiten en mí cuando los mido
midiendo estas palabras que los citan).
Yo estoy entero aquí, pero partiendo
frases que me dividen y no entiendo.
vuelves a aparecer intercalada
aquí en mi voz grabando tu cadencia:
eco que canta donde me silencia.
Eco que me silencia y me revela.
Eco que es yo, que fuí y que me desvela
habitándome aún con oraciones
que forman mi razón: sus omisiones.
Misión de oír y de escuchar latidos
de tantos muertos que en la voz habitan
(Se repiten en mí cuando los mido
midiendo estas palabras que los citan).
Yo estoy entero aquí, pero partiendo
frases que me dividen y no entiendo.
jueves, 11 de julio de 2013
El corazón que ríe, Charles Bukowski.
tu vida es tu vida
no dejes que sea apaleada hasta una húmeda sumisión
estate alerta.
hay salidas.
hay una luz en alguna parte.
puede que no sea mucha luz pero
golpea la oscuridad.
estate alerta.
los dioses te van a ofrecer oportunidades.
conocelas.
tomalas.
no podés vencer a la muerte pero
podés vencer a la muerte en vida, a veces.
y cuanto más aprendas a hacerlo,
más luz va a haber.
tu vida es tu vida.
conocéla mientras aún la tengas.
sos una maravilla
los dioses esperan para deleitarse
con vos.
no dejes que sea apaleada hasta una húmeda sumisión
estate alerta.
hay salidas.
hay una luz en alguna parte.
puede que no sea mucha luz pero
golpea la oscuridad.
estate alerta.
los dioses te van a ofrecer oportunidades.
conocelas.
tomalas.
no podés vencer a la muerte pero
podés vencer a la muerte en vida, a veces.
y cuanto más aprendas a hacerlo,
más luz va a haber.
tu vida es tu vida.
conocéla mientras aún la tengas.
sos una maravilla
los dioses esperan para deleitarse
con vos.
martes, 2 de julio de 2013
Tal vez nos vamos de nosotros mismo, pero queda casi siempre una puerta mal cerrada, Luis García Montero.
Cuando cierro la puerta de mi casa
suelen los escalones llenárseme de dudas.
Es posible, tal vez
la luz trabajadora del despacho
se ha quedado encendida,
no sé si corté el agua
y además me parece
que no le di dos vueltas a la llave.
Es como cuando salgo de alguna discusión
y el ascensor se cubre de verdades no dichas.
Van conmigo respuestas decisivas.
Más tarde siento miedo
de aquellos dos minutos de intemperie.
Yo levanté la voz, los demás se callaron
y se rompió la copa.
Es como cuando salgo de una fiesta
y me asalta el temor
de que alguien se haya molestado.
¿Me despedí de ella? ¿Debería
acordarme de él?
¿Entendieron la broma
y la doble intención de mis palabras?
¿Ha llegado a saberse
la pequeña mentira del viernes por la tarde?
Es como cuando salgo de mí mismo,
después de haber nadado entre dos aguas
incluso en la bañera.
Dejo la ropa sucia a los pies de la silla,
una cama deshecha,
los platos sin lavar,
toallas en el suelo, y en el cuarto de baño
un espejo con niebla
donde está todavía
el desnudo sin piel del impostor
que ahora sale a la calle,
y saluda a los otros,
y atiende a quien le llama por su nombre.
Todo es raro y difícil
como sentirse Luis, como vivir en el segundo
izquierda de la noche,
ser español o estar enamorado.
Tal vez nos vamos de nosotros mismos.
Pero queda una luz, un grifo abierto,
la sombra de una puerta mal cerrada.
suelen los escalones llenárseme de dudas.
Es posible, tal vez
la luz trabajadora del despacho
se ha quedado encendida,
no sé si corté el agua
y además me parece
que no le di dos vueltas a la llave.
Es como cuando salgo de alguna discusión
y el ascensor se cubre de verdades no dichas.
Van conmigo respuestas decisivas.
Más tarde siento miedo
de aquellos dos minutos de intemperie.
Yo levanté la voz, los demás se callaron
y se rompió la copa.
Es como cuando salgo de una fiesta
y me asalta el temor
de que alguien se haya molestado.
¿Me despedí de ella? ¿Debería
acordarme de él?
¿Entendieron la broma
y la doble intención de mis palabras?
¿Ha llegado a saberse
la pequeña mentira del viernes por la tarde?
Es como cuando salgo de mí mismo,
después de haber nadado entre dos aguas
incluso en la bañera.
Dejo la ropa sucia a los pies de la silla,
una cama deshecha,
los platos sin lavar,
toallas en el suelo, y en el cuarto de baño
un espejo con niebla
donde está todavía
el desnudo sin piel del impostor
que ahora sale a la calle,
y saluda a los otros,
y atiende a quien le llama por su nombre.
Todo es raro y difícil
como sentirse Luis, como vivir en el segundo
izquierda de la noche,
ser español o estar enamorado.
Tal vez nos vamos de nosotros mismos.
Pero queda una luz, un grifo abierto,
la sombra de una puerta mal cerrada.
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