En este viaje de regreso a
Buenos Aires,
llevo en un cofrecito aquellas cenizas.
Yo también quemé mis naves.
Llevo en estas carbonillas formas
y el cielo gris plomo, y la carita de amigos,
chicos de mi infancia.
¿Vuelvo adonde? ¿Qué dejé?
¿Qué llevo, confiado,
ahora?
¿Quién dijo, otra vez,
quemémoslos?
viernes, 22 de febrero de 2013
viernes, 8 de febrero de 2013
Reflex, Luis Alberto Spinetta.
por un lado, el deseo arbitrario e incomparable de poblar la oscuridad
casi sin recuerdo
alguno.
poblar la soledad del alma, a lo que a veces se recurre al navegar la vida,
poblar la soledad del alma, a lo que a veces se recurre al navegar la vida,
llenándola con algo que no puede ser comprendido.
en sí, el alma, para no degradarse, no aparece
en sí, el alma, para no degradarse, no aparece
(en el supuesto de poder ser comprendida).
ningún alma merece el castigo de la comprensión
manera de lanzarse,
vuelta,
y otra vez
tiene que lanzarse,
tiene que interpretar la pasión,
la pasión,
invertebrada,
la pasión.
ningún alma merece el castigo de la comprensión
manera de lanzarse,
vuelta,
y otra vez
tiene que lanzarse,
tiene que interpretar la pasión,
la pasión,
invertebrada,
la pasión.
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