sábado, 27 de abril de 2013

Ultimátum a un joven poeta, Mario Trejo.

Que el pan sea pan y mar el mar
Basta de conjeturas
Murciélagos lunares o roedores de orquídeas
Toda palabra tiene precio
Las palabras que atacan como rayos o víboras
Y también madre
Amigo
Y alcohol y cama y mesa
Y el hijo concebido a dulces empujones
Y los hongos que provocan destellos de amor
O resplandores de muerte
Y el poeta que cae bajo las balas
Como un sol que la noche acribilla

Que el pan sea pan y mar el mar
el agua eterna
Pero la sed eterna
Para poder decir al fin:
He hallado un pan junto al mar
Los buitres sobrevolaban mi amor
He mordido una orquídea

Los buitres disputaban un cuerpo querido
He guiado camiones y dormido en aserraderos
Los buitres devoraban a mi amada
Viajé de noche sobre la arena caliente
Invoqué los nombres secretos
Conjuré un maleficio
Contuve una catástrofe
Conduje un águila a su nido
He muerto con mis muertos y estoy vivo
Cuando llegué a la ciudad
Un loco vagaba por las calles
En su mirada había un cuchillo
Le di mi mano
Lo miré
Le hablé y mi voz duró entre los astros
Éramos sólo dos sobre la tierra
Pero éramos dos sobre la tierra

La soledad se hizo añicos
La poesía palabras

sábado, 20 de abril de 2013

Arte poética, Paul Verlaine.

A Charles Morice

¡La música ante todo!
Y para ello preferirás lo Impar,
más vago, más soluble,
sin nada impostado que le pese.

Tampoco elijas tus palabras
sin dejar alguna imprecisión:
nada más caro que la canción gris
en que se unen lo Preciso y lo Incierto.

Son ojos bellos detrás de un velo,
es la luz temblorosa al mediodía,
es, en el cielo tibio del otoño,
¡el desorden azul de las claras estrellas!

Pero también queremos el Matiz,
¡Oh, no el Color, sino sólo el matiz!
Sólo el matiz ennovia las palabras,
¡el sueño con el sueño, la flauta con el corno!

Huye lejos, muy lejos de la Burla asesina,
del Ingenio malvado y de la Risa impura.
¡Son los que hacen llorar los ojos del Azur,
huye del condimento de la baja cocina!

¡Atrapa a la elocuencia y retuércele el cuello!
Y también será bueno, hablando de energía,
que hagas a la Rima un poco más sensata.
¿Adónde llegaría si no la vigilamos?

¡Oh, errores de la Rima!
¿Qué niño sordo, qué esclavo loco
nos ha forjado esta joya barata,
que suena a hueco y falso si la tocas?

¡La música otra vez, música para siempre!
Que tu verso sea aquello que ha volado,
que se sienta escapado de un alma fugitiva
hacia otros cielos, hacia nuevos amores.

Sea tu verso la buenaventura
lanzada al viento crispado de la mañana
que roza la menta y el tomillo...
Y todo lo demás: sólo literatura.

viernes, 12 de abril de 2013

Siempre la poesía, Juan Gelman.

                                 a juan carlos onetti

la poesía debe ser hecha por todos y no por uno/dijo/
esas cosas solamente las puede decir un francés/rengo/
que nadie sabe qué hizo en la comuna de parís/
nadie sabe si se murió o no pudo/


todos se acuerdan de cuando tocaba el piano hasta altas horas 

    de la almita/
molestando a los vecinos que después tenían que ir a trabajar/
y se iban de la pensión mal dormidos/
pensando en la madre del pianoeta o poenista/


hablando pestes de ella cada vez que tropezaban con las piedras
o los fríos de las calles de parís/lo peor

es que tenían un acorde en la cabeza y no se lo podían sacar/
se la pasaban fundiendo hierro/soplando vidrio/y no 


se podían sacar el acorde del rengo/
el rengo les había hecho un acorde en la cabeza
y por allí pasaban furias/mañanitas/agüeros/
una vez a un ferroviario le pasó un pajarito por ahí/


el pajarito volaba al futuro/

con un papelito que decía futuro en el pico/
la cuestión es que los vecinos del rengo
tenían cara de piano en la mitad del atardecer/


caían músicas de ellos/

o teclas de oro donde empezaba el horizonte/
una mujer bellísima cantaba en la cabeza 

de los vecinos del rengo/que en realidad no era francés/

más bien era uruguayo/
solamente a un uruguayo se le puede ocurrir que la poesía 

debe ser hecha por todos y no por uno/
que es como decir que la tierra es de todos y no solamente

   de uno/

que el sol no es de uno/
que el amor es de todos y de nadie/
como el aire/y la muerte es de todos/y la vida
no tiene dueño conocido/

vos no eras rengo/lautréamont/
lo que pasó es que dejaste uruguay/
se te cayó un pedazo que
toca el piano y no deja dormir/

jueves, 4 de abril de 2013

Olvido, Octavio Paz.

Cierra los ojos y a oscuras piérdete
bajo el follaje rojo de tus párpados.
Húndete en esas espirales
del sonido que zumba y cae
y suena allí, remoto,
hacia el sitio del tímpano,
como una catarata ensordecida.

Hunde tu ser a oscuras,
anégate la piel,
y más, en tus entrañas;
que te deslumbre y ciegue
el hueso, lívida centella,
y entre simas y golfos de tiniebla
abra su azul penacho al fuego fatuo.

En esa sombra líquida del sueño
moja tu desnudez;
abandona tu forma, espuma
que no sabe quien dejó en la orilla;
piérdete en ti, infinita,
en tu infinito ser,
ser que se pierde en otro mar:
olvídate y olvídame.

En ese olvido sin edad ni fondo,
labios, besos, amor, todo renace:
las estrellas son hijas de la noche.