martes, 23 de octubre de 2012

Sin llaves y a oscuras, Fabián Casas.

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.

sábado, 20 de octubre de 2012

Espejo, Octavio Paz.

Hay una noche,
un tiempo hueco, sin testigos,
una noche de uñas y silencio,
páramo sin orillas,
isla de yelo entre los días;
una noche sin nadie
sino su soledad multiplicada.

Se regresa de unos labios
nocturnos, fluviales,
lentas orillas de coral y savia,
de un deseo, erguido
como la flor bajo la lluvia, insomne
collar de fuego al cuello de la noche,
o se regresa de uno mismo a uno mismo,
y entre espejos impávidos un rostro
me repite a mi rostro, un rostro
que enmascara a mi rostro.

Frente a los juegos fatuos del espejo
mi ser es pira y es ceniza,
respira y es ceniza,
y ardo y me quemo y resplandezco y miento
un yo que empuña, muerto,
una daga de humo que le finge
la evidencia de sangre de la herida,
y un yo, mi yo penúltimo,
que sólo pide olvido, sombra, nada,
final mentira que lo enciende y quema.

De una máscara a otra
hay siempre un yo penúltimo que pide.
Y me hundo en mí mismo y no me toco.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Los perros románticos, Roberto Bolaño.

En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.

viernes, 12 de octubre de 2012

VI, César Vallejo.

El traje que vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera:
lo lavaba en sus venas otilinas,
en el chorro de su corazón, y hoy no he
de preguntarme si yo dejaba
el traje turbio de injusticia.

A hora que no hay quien vaya a las aguas,
en mis falsillas encañona
el lienzo para emplumar, y todas las cosas
del velador de tanto qué será de mí,
todas no están mías
a mi lado.
                Quedaron de su propiedad,
fratesadas, selladas con su trigueña bondad.

Y si supiera si ha de volver;
y si supiera qué mañana entrará
a entregarme las ropas lavadas, mi aquella
lavandera del alma. Que mañana entrará
satisfecha, capulí de obrería, dichosa
de probar que sí sabe, que sí puede
                                    ¡CÓMO NO VA A PODER!
azular y planchar todos los caos.

domingo, 7 de octubre de 2012

A propósito de la palabra Dios, Mario Trejo.

Decirla
Nombrarla
Pedirle
Temerle
Mirarla
Tocarla
Negarla
Gritarla

Creo en todo este caos
Creo en toda esta locura
Crímenes y torturas
Que un día terminarán

Creo en tanta injusticia
Y en la ley de la selva
Vivir es una guerra
Que un día terminará

Yo creo sin embargo
Que en medio del incendio
Cuando todo está ardiendo
Algo hay

Belleza de los locos
Crepúsculos en llamas
Infancia destrozada
Algo hay

Laberintos rabiosos
Espejos sin salida
Amor enceguecido
Algo hay

Ruleta de esperanzas
Recuerdos como flechas
Domingo interminable
Algo hay

Besar por vez primera
Luchar contra el olvido
Inútiles reencuentros
Algo hay

Balazos en la boca
El sol negro de pena
Elegir el olvido
Algo hay

Locura del planeta
Razón del universo
Que ignora el bien y el mal

Tambores en la noche
Repiten la palabra
Obsesa como el mar

Saber que no hay respuesta
Y decir sin embargo
Algo hay Algo hay