Siento creencias
que no tengo. Me arroban ansias que repudio. Mi perpetua atención sobre
mí perpetuamente me apunta traiciones de alma a un carácter que tal vez
no tenga, ni ella cree que tengo.
Me siento múltiple.
Soy como un
cuarto con innumerables espejos fantásticos que distorsionan en reflejos
falsos una única realidad anterior que no está en ninguno y está en
todos.
Como el panteísta se siente árbol e incluso flor, yo me siento
varios seres. Me siento vivir vidas ajenas, en mí parcialmente, como si
mi ser participara de todos los hombres, incompletamente de cada, por
una suma de no-yos sintetizados en un yo postizo.
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