miércoles, 20 de junio de 2012

Solo, Edgar Allan Poe.

Desde el tiempo de mi infancia
no he sido como otros eran,
no he visto lo que otros veían,
no pude tener las pasiones
de una simple primavera.
No he tomado mi pena
de la misma fuente. No pude
despertar mi corazón 
al gozo con el mismo tono.
Y todo lo que amé, lo amaba solo.
En mi niñez, en el alba
de la vida más tormentosa,
surgió de la profundidad del bien y el mal
el misterio que me ata todavía:
desde el torrente o la fuente,
desde la roca roja de la montaña,
desde el sol que gira entorno
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo del cielo
que volaba junto a mí,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(mientras el cielo seguía azul)
de un demonio ante mis ojos.

No hay comentarios: