sábado, 12 de enero de 2013

Paisaje urbano, Joaquin Giannuzzi.



Con mis piernas surcadas
por una especie de fracaso placentero
y una perspectiva de huesos lentos,
desde la ventana del bar contemplo esta furiosa esquina
donde los átomos se han enloquecido
y se cruzan interminables ríos de motores.
He aquí el mundo
componiendo una música tan excesivamente humana
que un accidente no modificaría la situación.
Yo bebo una cerveza y me pregunto
si valía la pena, si necesitábamos este tumulto,
si este vértigo de la materia triturada es digno de nuestra fe.
Me pregunto también
si está incubando un orden distinto, una desconocida naturaleza,
donde puedan instalarse los jardines
que giran prisioneros por mi cerebro irritado.

No hay comentarios: