Nosotros
rechazamos la ideología liberal porque ésta es incapaz
de proporcionar
un sentido, una vía para la reconciliación del
individuo con su
semejante en el seno de una comunidad que
pueda ser calificada de
humana,
Y, por otra parte, el fin que se propone incluso es del todo
distinto.
Nosotros rechazamos la ideología liberal en nombre de la
encíclica de
León XIII sobre la misión social del Evangelio y
con el mismo espíritu
con el que los antiguos profetas
invocaban la ruina y la maldición sobre
Jerusalén,
Y Jerusalén cayó, y no tardó menos de cuatro mil años en
volver a levantarse.
Es algo probado, e indiscutible, que todo proyecto humano se
ve
evaluado, cada vez más, en función de criterios puramente
económicos,
De criterios absolutamente numéricos,
Memorizables en archivos informáticos.
Esto no es aceptable y nosotros debemos luchar para que se ponga
a la
economía bajo tutela y para que ésta se someta a ciertos
criterios que
me atrevería a llamar éticos,
Y es que cuando se despide a tres mil personas y oigo chalanear
sobre el
coste social de la operación me entran unas ganas locas
de estrangular a
media docena de consejeros auditores,
Lo que constituiría una excelente operación,
Una depuración absolutamente benéfica,
Una operación prácticamente higiénica.
Confíen en la iniciativa individual, eso es lo que ellos repiten
por
todas partes, lo que por todas partes van repitiendo como
esos viejos
despertadores cuyo uniforme tictac bastaba
generalmente para sumirnos en
un insomnio fatigante y
definitivo,
A eso, yo sólo puedo responder una cosa, que surge de una
experiencia a la vez desconsoladora y repetitiva,
Y ésta es que el individuo, me refiero al individuo humano, es
muy por lo general un animalejo a la vez cruel y miserable,
Y que sería completamente inútil confiar en él a menos que se
viese
rechazado, encerrado y mantenido dentro de los
principios rigurosos de
una moral inexpugnable,
Cosa que no sucede.
En una ideología liberal, se entiende.
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